El panorama empresarial contemporáneo está plagado de innumerables desafíos y contingencias que pueden amenazar la supervivencia y el éxito de un corredor de seguros. Si bien es cierto que muchas empresas toman medidas preventivas para enfrentar crisis financieras, tecnológicas o de mercado, pocas se preparan para situaciones de contingencia personal, como el fallecimiento inesperado del titular del negocio, sobre todo si la actividad va asociada al responsable de la actividad de distribución de seguros.
Para las pequeñas y medianas empresas (PYMEs), este escenario puede ser especialmente devastador debido a la estrecha relación que suelen tener entre la dirección y la operatividad diaria. Es en este contexto que emerge la necesidad de contar con un protocolo de continuidad.
¿Qué es un Protocolo de Continuidad?
Un protocolo de continuidad es un conjunto estructurado de directrices y procedimientos diseñados para garantizar la continuidad operativa de una empresa en caso de situaciones adversas. Más allá de los planes de recuperación ante desastres o de continuidad del negocio centrados en eventos externos, este tipo de protocolo se centra en eventos internos críticos, como la defunción o incapacidad del socio principal.
Beneficios del Protocolo de Continuidad para PYMEs:
- Claridad Operativa: El protocolo detalla los pasos a seguir, garantizando que la empresa pueda continuar con sus operaciones diarias sin interrupciones significativas.
- Tranquilidad para los Interesados: Saber que existe un plan proporciona tranquilidad a empleados, clientes, proveedores y, por supuesto, a la familia del titular.
- Mantenimiento del Valor de la Empresa: Una transición ordenada y preestablecida protege el valor de la empresa, evitando ventas apresuradas o decisiones poco informadas que podrían devaluar el negocio.
- Protección del Legado: Para muchos propietarios de PYMEs, su negocio es el resultado de años de duro trabajo y dedicación. Un protocolo asegura que este legado perdure.
Componentes Clave de un Protocolo de Continuidad:
- Identificación del Sucesor/a: Determinar quién asumirá la dirección de la empresa, ya sea un miembro de la familia, un socio o un empleado clave.
- Formación y Capacitación: Asegurar que el sucesor identificado tenga el conocimiento y las habilidades necesarias para tomar el relevo.
- Claridad Financiera: Establecer procedimientos para valorar la empresa, gestionar cuentas bancarias, pagar deudas y, si es necesario, vender la empresa.
- Documentación Legal: Elaborar documentos legales que respalden y formalicen el protocolo.
Conclusión:
Las PYMEs, dada su naturaleza y estructura, pueden ser particularmente vulnerables a las contingencias internas. La pérdida del líder de una organización de este tipo puede generar un vacío de poder y dirección que amenace su supervivencia. Implementar un protocolo de continuidad es más que una estrategia de gestión; es una responsabilidad hacia aquellos que dependen del negocio y una forma de respetar y proteger el legado que muchos empresarios han trabajado toda su vida para construir.
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