Cuando se desarrolló el CD, la gente tuvo acceso barato a la música; pero varios artistas se quedaron haciendo vinilos. Se desarrollaron ciertos equipos de grabación y el cine pudo dejar de ser en blanco y negro; pero varios directores siguieron haciendo cine en escala de grises. Cuando se desarrolló el ordenador, pudieron volcarse miles de páginas de datos en una caja conectada a la corriente; pero varios negocios decidieron quedarse en el papel.
Es 2023 y el sector de las corredurías se acerca cada vez más a un inminente cambio generacional. Muchos de los corredores que llevan varias décadas teniendo éxito con el mismo equipo humano y las mismas dinámicas van a jubilarse. Por idiosincrasia del sector, muchos de los testigos se pasan hacia abajo en el árbol genealógico: se pasan a gente con mayor formación académica, con influencias de modelos de negocio diferentes y criados entre anglicismos.
Esa persona que entró al negocio como un becario a las veinte primaveras, ahora es uno de los pilares de la correduría. Tiene más que aprendido cómo hacer lo que hace de forma eficaz. Por eso puede resultarle chocante que un nuevo jefe considerablemente más joven le diga cómo hacer su trabajo, además, de forma eficiente y optimizada.
Gestión de equipos: asignatura fundamental
El concepto de “jefe” está cambiando. Los tipos de liderazgo tienen una tendencia cada vez más horizontal en lugar de vertical. Sin embargo, la edad sigue suponiendo una brecha estigmatizada: se presupone que el mayor debe estar arriba de forma axiomática, sin tener en cuenta ningún otro factor. Y eso, para una empresa, puede ser una sentencia de muerte.
Por eso es importante que esa persona joven que va a empezar a dirigir un equipo mayor que ella tenga mano izquierda y sepa gestionar el valor humano que tiene su negocio, el más importante.
¿En qué consiste un buen liderazgo?
Hay varios factores tremendamente relevantes a la hora de buscar la satisfacción de los trabajadores. Por poner algunos ejemplos:
- Tener un objetivo claro: Un líder con dudas es una brújula rota. Los trabajadores deben sentir la confianza de que el líder es capaz de resolver los problemas para encauzar cualquier deriva. Y no es necesario que el jefe o jefa sepa hacerlo todo, lo necesario es que sepa en quién confiar y sobre quién delegar para obtener el mejor resultado frente a cada reto.
- Dimensionar el trabajo ajeno: Un buen líder debe saber cuánto esfuerzo requiere cada una de las labores de sus trabajadores. No hay nada que enfríe más una relación jefe-empleado que pedir un trabajo que requiera mucho esfuerzo y recibirlo como si fuera una minucia. El trabajador debe sentir que su esfuerzo se valora.
- Crear un ambiente de confianza: El trabajador debe saber que las críticas que recibe por parte del jefe son constructivas. No se le puede explicar a un trabajador veterano que hace falta un cambio de dinámicas porque su trabajo no sirve; sino que debe entender que es porque puede lograr un resultado mejor en menos tiempo que le beneficiará tanto a él como a la empresa. Además, el trabajador no puede tener miedo a equivocarse (sobre todo en períodos de digitalización). Si un jefe cree que es malo que sus trabajadores se equivoquen, tarde o temprano comprobará que es mucho peor y más peligroso que sus trabajadores le oculten sus errores (por miedo o por desconfianza).
Entonces, ¿qué hago para dirigir bien mis equipos?
Desde SOLVENTO CONSULTING, una empresa con casi tres décadas de experiencia en ayudar a corredurías a tener éxito, podemos guiarte en la transición generacional de tu negocio y echarte una mano en la gestión de equipos a través de la comunicación interna.
