El corredor de seguros es un comprador Business to Business (B2B) y un vendedor Business to Consumer (B2C). Es decir, que saca el producto que ofrece de una aseguradora y lo vende directamente al consumidor final, el asegurado. ¿Por qué no va el asegurado a contactar directamente con la aseguradora y se ahorra pasos? Por la user experience (UX) de contar con un corredor para asesorarle.
Claves de una buena user experience
Cuando hablamos de UX no nos referimos a otra cosa que a la experiencia que tiene el comprador de las pólizas durante todo el proceso de compra.
El sector asegurador tiene su propio idioma: lenguaje técnico, conceptos complejos, tecnicismos indescifrables para las personas ajenas a él. Por eso cobra tal importancia la figura de la correduría de seguros: es quien entiende qué necesita el cliente y quien sabe cómo pedir exactamente eso y bajo qué condiciones a las aseguradoras.
¿Por qué es tendencia ahora?
Un comprador nunca va a contentarse. Está en la propia naturaleza humana la capacidad de adaptación (tanto para bien como para mal).
En el origen del cine, había personas que huían de las proyecciones pensando que barcos o trenes iban a salir de la pantalla y arrollarlas. Hoy en día es lo más habitual del mundo ponerse unas gafas capaces de emular un universo entero e infinito con el que es posible interactuar.
Lo que queremos decir con esto es que las sorpresas duran poco y, después del primer impacto, el cliente pronto pedirá más, pedirá una mejor user experience. Por eso se ha convertido en tendencia esta dinámica de mejorar la experiencia del usuario durante el proceso de contratación de una póliza, porque es un sector que se ha asentado durante décadas creando una visión del seguro estigmatizada.
Cualquier seguro tiene dos caras: una menos bonita, cuando se contrata, que obliga a una inversión por lo que pueda pasar (esperando que no pase nada); y otra preciosa, en el momento exacto en que se necesita. La labor del corredor de seguros es conseguir que esa primera cara se parezca lo máximo posible a la segunda y que el contratante de la póliza se sienta acompañado, seguro y en conocimiento de todo lo que está contratando, además, a un precio justo.
¿Qué tiene de especial el consumidor de ahora?
Como hemos comentado, el grado de exigencia es uno de los factores clave, pero hay muchos más.
- Criterio: Estamos en un momento en que el acceso a la información es cada vez más simple y rápido. Eso también implica diversos riesgos, pero, en cualquier caso, prácticamente toda persona puede acceder al conocimiento que necesite en un par de clics. Eso fomenta que los intermediarios en esta clase de transacciones pierdan relevancia. Por eso el corredor no debe ser únicamente una fuente de información, sino aportar valor humano al proceso de contratación de la póliza.
- Precariedad: Los precios se disparan y las sociedades colapsan, pero el mundo sigue girando. Por eso, pese a ser un seguro la mejor defensa contra los imprevistos, este presente incierto obliga al consumidor a pensárselo dos veces antes de contratar una póliza. La labor de un buen corredor de seguros es evitar que cualquiera pague de más o de menos (cayendo así en el infraseguro) por su seguro.
- Competencia: Hoy en día, cualquier ámbito profesional está colapsado de productos y servicios. Cada uno de ellos debe encontrar un nicho en el que destacar para ser único: quien va a precio, debe ser espectacularmente barato; quien va a calidad, debe ofrecer algo excelente; quien va a volumen, debe invertir mucho en expandirse… Y así, cuantos más competidores, más exigente y difícil es ser único en algo.
¿Cómo encuentro mi nicho?
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